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Los Cuenteros (contando cuentos desde 2004)

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Actuación de los cuenteros 5/03/05

Actuación de los cuenteros 5/03/05 5 de Marzo de 2005
20:30

Los Cuenteros presentan su espectáculo "Cadáveres y piruletas" en:

Bar de copas Ilyendil
Plaza Fonsagrada num. 5
(Metro Barrio del Pilar)
Madrid

Esperamos que os podáis pasar y que os podáis pasar con billetes grandes, pues pasaremos la gorra, y que traigáis a amigos, a muchos amigos, a amigos con billetes grandes, a muchos amigos con muchos billetes grandes.

JAMES DEAN Y EL HUEVO FRITO

JAMES DEAN Y EL HUEVO FRITO Si te contase lo que me pasó el otro día no te lo crees. En serio, nadie me creería… bueno, quizás mi hermano pequeño, pero ése es un infeliz… si hasta cree que los reyes magos son los padres…

¿Te lo cuento? Ná, si no vas a creerme.
¿Te lo cuento? Ná, ¿para qué?
Bueno, bueno, no insistas más, te lo cuento:

Estaba friendo un huevo, un huevo frito, vamos, frito frito no era él, era sólo un huevo. Blanco. De gallina, sí. Bueno, blanco por fuera, la cáscara y la clara sobre todo, porque lo otro blanco, la yema, era más bien amarilla, pero casi blanca, eh…

Bien, el caso es que andaba yo con el huevo de gallina en la sartén y… joé, ¿te has fijado cómo llevas la camisa, Pakito?

Javi - ¿Cómo?

Gonza - Por fuera, la llevas por fuera. Tío… que estamos actuando… bueno, actuando estás tú, que yo te estoy contando lo que me pasó ayer. Métela por dentro, venga, anda, zascandil, que eres un zascandil, la camisa por fuera, la camisa por fuera… Claro, luego nos dicen que si somos hermanos de James Dean, el de la camisa por fuera y el cigarro en la boca. Y si decimos que no, se largan los fans… hay que fastidiarse, estos fans de James Dean de hoy en día… Cuando yo era pequeño, los fans de James Dean te pedían autógrafos fueses quien fueses, les daba igual, ¿que te llamabas Agapito? Pues te decían: “fírmeme un autógrafo, Agapito Dean”, ¿Qué te llamabas Juana? Pues te decían: “fírmeme un autógrafo, Juana Dean”. ¿Qué te llamabas Rocío Jurado? Pues te decían: “Qué bien canta usted, Doña Dean”… pero hoy nada de nada, si vas y les dices que no, que no eres James Dean ni familiar suyo, van y se largan decepcionados y ni autógrafo ni leches.

Javi - Qué tiempos aquellos… Joé, que te ponías una camiseta blanca y un tupé y podías pasar fumando a cualquier sitio… y encima las chicas no se alejaban a tu paso, y no como ahora, que parece que les molesta el humo de tu cigarrillo, aunque sólo lo parece, que al final vas y te enteras de que lo que les molesta eres tú, con o sin tabaco. Qué tiempos… Entrabas en un McDonnals y pedías un Bicmac y te decían: “¿Qué es eso? Aquí sólo servimos güisqui”. Y no como ahora, que en lugar de güisqui te ponen un Bigmac, así no tiene gracia, así cualquiera… claro…

Gonza - Qué tiempos aquellos, “cántamela otra vez, James Dean, cántamela otra vez”, te decían, e ibas y se la cantabas o no, que daba lo mismo, porque eras James Dean, y eras un chulo, y podías hacer lo que quisieses que daba igual, molabas mazo, y eso era lo importante. Hoy no, hoy entras a un supermercado y te cobran, chiquillo, te cobran hasta por media docena de huevos, aunque seas James Dean resucitado… les da lo mismo, oye. En fin… como te decía… que andaba yo friéndome un huevo de gallina blanco y amarillo por dentro, ¿no? Y va y se me rompe la yema, así como te lo cuento.

Javi - ¿Y qué hiciste, tío, qué hiciste?

Gonza - Pues una tortilla francesa, a ver, que a falta de pan y dios en la de todos.

Javi - Claro, y a quien madruga le sacan los ojos.

Gonza - Ya ves, pero más vale pájaro en mano, que cocer habas con cucharas de palo.

Javi – Y que lo digas, que cuando el río suena, buena sombra le cobija. Y además, un buen final es un final feliz, ¿no? Por eso las perdices prefieren los finales malos.

Gonza – Va a ser que sí. Vas a tener razón.

Javi – Como siempre y tal astilla (señalándome con el dedo). Pueden aplaudirle.

Gonza – Eso, pueden aplaudirme, aunque la mayoría sean familiares de Javier.

FIN

Diálogo de Don Quijote y Sancho Panza

Diálogo de Don Quijote y Sancho Panza (Sancho Panza está en su oficina, sentado en un sillón detrás de un escritorio, jugueteando con un bolígrafo)
Voz por el interfono: Señor Panza, un caballero desea verle.
Sancho (apretando el botón del intefono): Muy bien, hágale pasar.
Don Quijote (entrando, con aire tímido y cara de pobre hombre; lleva una hoja de papel en la mano): Buenas tardes, señor Panza.
Sancho (prepotente): Dígame qué desea. Por favor, sea breve, tengo mucho trabajo.
Don Quijote: Usted perdone que le moleste. Seguramente ha oído hablar del Cuarto Centenario del Quijote...
Sancho: ¡Por supuesto! ¿Por quién me toma? ¿Acaso cree que soy un desinformado, una piltrafa humana como usted? Y, a todo esto, ¿quién es usted?
Don Quijote: Soy Don Quijote, para servirle.
Sancho (impaciente): ¡Ah, claro! Usted quiere que me crea que tiene cuatrocientos años.
Don Quijote: No, no, es que hay un libro...
Sancho: ¿Un libro?
Don Quijote: Sí, ya sabe... un libro... una novela.
Sancho: ¿Una novela?
Don Quijote: Sí, el Quijote. Ese libro es el que tiene cuatrocientos años.
Sancho (vuelve a juguetear con el boli): ¡Ah! Siga, siga...
Don Quijote: Bueno, este libro lo escribió un tal Cervantes, quizá le conozca...
Sancho: Pues no me suena.
Don Quijote: Pues dicen que es un genio.
Sancho (indignado): ¡Por favor! ¡Soy una persona respetable! No tengo nada que ver con esa clase de gente.
Don Quijote: Bueno, bueno, no se ponga así...
Sancho: Bueno, vaya al grano, que no tengo todo el día.
Don Quijote: En fin, que han pasado cuatrocientos años ya desde que se escribió ese libro, y pensé que ya era hora de que los personajes del mismo, como corresponde a todo buen personaje, hagan todas esas cosas que están escritas en el libro...
Sancho: Ya. ¿Y yo que tengo que ver con eso?
Don Quijote: Bueno, esa es la cuestión. Usted y yo somos los protagonistas del Quijote.
Sancho (burlón): Personaje lo será usted. Yo soy real.
Don Quijote: Lamento informarle de que está equivocado. Es usted tan ficticio como yo.
Sancho (desconfiado): Bueno, bueno... Y dígame, de qué va esta novela.
Don Quijote: Bueno, yo soy Don Quijote, un hidalgo de la Mancha que se vuelve loco por leer tantas novelas de caballerías, y decide hacerse caballero andante...
Sancho (divertido): ¡Ja! ¡Le va perfecto el papel!
Don Quijote: Y usted es Sancho Panza, mi fiel escudero.
(Pausa. Sancho mira a Don Quijote con cara de pocos amigos)
Sancho: ¡Oiga usted! ¡Mida sus palabras! Vale que sea un personaje cervantino... de acuerdo... pero ¿escudero de alguien como usted? ¡Ni lo sueñe! (se levanta) ¡Me ha ofendido usted! ¡Salga de mi oficina!
Don Quijote: Disculpe, no pretendía ofenderle. De todas formas, esto no es cosa mía. Lo escribió Cervantes, como le decía...
Sancho (se sienta y se cruza de brazos, enfurruñado): ¡Pues no me lo creo!
Don Quijote: Puedo demostrarlo.
Sancho: ¡Lo dudo!
(Pausa; Don Quijote mira el papel que tiene en la mano y se lo entrega a Sancho)
Don Quijote: ¡Mire!
(Pausa; Sancho se queda un rato mirando el papel, horrorizado)
Sancho (con gran patetismo): ¡Es cierto! ¡Es todo cierto! (muestra el papel al público; se trata de un dibujo esquemático de Don Quijote y Sancho Panza)
Don Quijote: Ya se lo dije...
Sancho (abatido): Yo... escudero... Quién es este Cervantes para...
Don Quijote: Un genio...
Sancho: Un genio, sí... ¡Maldita sea! ¡Malditos genios!
Don Quijote: Ya sabe cómo son estas cosas... todo el mundo le dice "Cervantes, Cervantes, vuesa merced es un genio, un genio", y claro, luego va, y escribe lo que le da la gana...
Sancho (resignado): En fin, qué le vamos a hacer... tendré que ser escudero...
Don Quijote: ¡Qué remedio! ¿Vamos?
Sancho: ¡Un momento! Que no he leído el libro... Soy un hombre importante, no tengo tiempo para literaturas... No sé qué debo hacer.
Don Quijote: No se preocupe. Yo tampoco lo he leído. ¡Nadie lo ha leído! No salen niños magos, ni siquiera hay mayordomos asesinos...
Sancho (sumamente extrañado): ¿No? ¿Y dice que este Cervantes es un genio?
Don Quijote: Pues sí, pero es un genio un poco incompetente...
Sancho: ¡Y que lo diga! Bueno, y si no lo hemos leído, ¿cómo vamos a saber qué hacer?
Don Quijote: No se preocupe, que yo más o menos me lo sé. Sígame el juego, y todo irá bien.
Sancho: De acuerdo, de acuerdo... Usted dirá.
Don Quijote: Necesito una lanza... (mira a su alrededor; le quita el bolígrafo a Sancho) ¡Ya está! Y ahora... (se queda pensando)
Sancho (curioso): ¿Ahora qué?
Don Quijote (da dos pasos): ¡Venga aquí!
Sancho: Vale... (se acerca) ¿Dónde estamos?
Don Quijote (declamando): En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme.
Sancho: Pues vale. ¿Y ahora?
Don Quijote: ¡Ahora cabalgamos!
Don Quijote y Sancho, al unísono: ¡Tocotó tocotó tocotó!
Don Quijote: ¡Sooooooooo! ¡So, mi buen Rocinante! (dirigiéndose a Sancho) ¡Mira! (apunta con la lanza-boli al público)
Sancho: ¿Qué? ¿Eh? ¿Qué?
Don Quijote: ¡Gigantes! ¿No los ves?
Sancho (se queda mirando al público): ¿Gigantes? ¡Pero qué dice! ¡Si no son molinos de viento!
Don Quijote: Pues eso digo. Son gigantes.
Sancho: ¡Qué va! Si son sólo gatos...
Don Quijote: ¿Caracoles?
Sancho: Sí, eso, cangrejos.
Don Quijote: ¡Cangrejos gigantes!
Sancho (asustado): ¡Qué miedo!
Don Quijote (asustado, retrocediendo): Pues sí...
(Pausa; Sancho se fija más en el público)
Sancho (aliviado y un poco divertido): ¡Ah, no! ¡Qué van a ser cangrejos gigantes! Esos son... el público.
Don Quijote: ¿El público? ¡Pero si esto es un libro!
Sancho: Pues va a ser que no.
Don Quijote: ¿No?
Sancho: No. Yo diría más bien que esto es una actuación de cuentacuentos.
Don Quijote: Ah, pues ahora que lo dices... podría ser... (señalando al público) ¿Y esa gente de ahí es el público?
Sancho: Exacto.
(Pausa; los dos se quedan mirando al público)
Don Quijote (de pronto, exaltado, y blandiendo el boli-lanza): ¡Ah, bellacos! ¡Pues ya podeís aplaudir, si no queréis probar mi acero!
Sancho: Mini mini mini...

PAKITO Y CERRO HAN CREADO UNA NUEVA CORRIENTE LITERARIA

PAKITO Y CERRO HAN CREADO UNA NUEVA CORRIENTE LITERARIA
¿Lo sabías? Pues ya lo sabes. Es el cómico-extrañismo. Somos cómicos-extraños; somos cómicos-extrañistas; somos cuenteros.

Pakito - ¿Sí? ¿Cuenteros?

Cerro - Ya ves.

Pakito - Pues va a ser que sí.

Cerro - Claro, otro día os lo contamos.

Pakito - Vale, lo cuento yo.

Cerro - Si tú lo dices...

Pakito - Pues eso.

Cerro - Claro, aunque ya está contado más abajo, o sea, hace unos días.

Pakito - ¡Ah! Pues nos tomaremos unas cañas.

Cerro - ¡Eso, unas cañas con leche y azúcar!

Pakito - Por supuesto y por supuestísimo.

Cerro - Por cierto, que esa cruz es indudablemente cómico-extraña.

Pakito - Ya ves, y cómico-extrañista.