Historia triste
Esta es una historia muy triste, pero muy triste. Es de esas historias que hacen de llorar. Pero no hacen de llorar de alegría, no, hacen de llorar de mocos.
Yo tenía una chica.
Era una chica muy buena.
(Tres pitos cinco)
Pero jugador de chica, perdedor de mus... y me dejó.
Traté de pegarme un tiro en la sien, pero me salió el tiro por la culata, y me lo pegué en el pie. Entonces, decidí ahogar mis penas en el parchís y el juego de la oca. Y de oca en oca, no me pegué un tiro porque se me lleva la corriente.
Y me ahogué. Yo quería ahogar las penas, pero me ahogué entero bajo el puente. Qué mala pata. La vida es triste cuando te pegas un tiro en el pie.
Sí, ésta es una historia triste, una historia de mocos, de mocos y de llorar, de llorar y de dolor en el pie, ¡que no veas lo que duelen los pies cuando te pegas un tiro en los pies! Mucho más, sin duda, que cuando te pegas un tiro en otra parte del cuerpo. Duelen y notas cómo se pasa el aire por el agujero del pie. Y si te ahogas es peor, porque se te mete el agua por el agujero. Y si te dejó la chica es peor, porque te quedas solo y lleno de agua y solo con tu soledad.
Soledad me hacía mucha compañía, pero cuando se fue, me quedé solo, solo y sin Esperanza.
Esperanza era otra. Era La Otra. Soledad era La Una. Y me quedé más solo que la una. Más solo que Soledad, que se fue con Esperanza. Se casaron y tuvieron una hija. Ahora soy niñero, el niñero de Dolores, la hija de Soledad y de Esperanza. Cuido de ella por las noches mientras juego a las tabas con mis amigos. Al mus ya no jugamos, porque ellos tienen chica y no quieren perderla al mus, que quien apuesta, ajos come, y ellos comen mejor cuando van a cenar de restaurantes caros con sus chicas. Luego me quedo en casa, con Dolores y con dolores, con la hija de Soledad y Esperanza y con el dolor de pie y el de los pulmones, más que nada, por eso de haberme ahogado mientras jugaba a la oca.
Esta historia es de llorar, y si usted no está llorando, es usted un insensible y un desaprensivo.
Esta no es una de esas historias en las que salen tigres y tiburones. Los tigres y los tiburones no saben jugar al mus, y además a Dolores no le gustan, porque prefiere las arañas. Las arañas son como los gatos, porque arañan, pero no hacen miau, sino ñiñiñi. Y yo hago fufufu. Porque no me gustan las arañas, ni me gusta Dolores, ni me gusta esta historia tan triste.
Las arañas más tristes son las que son viudas, las viudas negras que son viudas son más tristes que las arañas más tristes. Tienen ocho patas, como las demás arañas o dos perros, pero además tienen tela de araña como Spiderman. Trepan por las paredes, trepan por los techos, trepan por tu camisón y tu pijama, trepan que te trepan y te atrapan en su red de araña de Spiderman y te muerden y te pican y dejan a tu pareja viuda y a la hija de Soledad huérfana y sin Esperanza, cuando pican a Esperanza. Las viudas negras hacen ñiñiñi y son las arañas más tristes y más malas. Pero más malas son las abejas. Y más mala es la Soledad, y más mala es la Esperanza cuando acaba con Soledad, y yo me quedo más solo que la una y que la otra, y encima tengo que cambiar los pañales a una cría aracnofílica que se hace caca barroca. Marrón, caca marrón, caca marrón y triste, como esta historia.
Esta historia no es una historia alegre, una de esas historias en las que salen cosas rojas que botan y te hacen sonreír, no es una de esas historias en las que no salen arañas, no es una de esas historias en las que sale una profesora de Inglés argentina que es una reina de incógnito, o no tan incógnito, pero sin sangre azul, que la sangre azul da un poco de grima, porque parece que te has ahogado bajo el puente, que tenías agujereado el pie, y que se te ha llenado la sangre de agua, de agua azul. Azul como el pescado azul, que es ese pescado blanco que se ha ahogado en el mar o en el cielo, pero en el cielo sólo cuando éste es un cielo azul, como el mar azul, como los ojos azules de Sofía, mi amante de legal de Cerro y mi amante de affaire de Pakito.
Esta historia de soledad, de esperanzas engañosas y pies agujereados, no puede ser una historia con k. No es una historia sobre Kris, no es una historia sobre las sonrisas, sobre miradas llenas de caricias y cosas buenas, malicias y macarradas, y macarrones con chorizo en menús del día regados con vino tinto con burbujas, con alegría burbujeante de menú del día. Es una historia triste, no es una historia insulsa ni pseudoprogre trasnochada, no es una historia afable, ni es un viaje en coche a ninguna parte (salvo posiblemente a las risas y el buen tiempo), no es una historia sobre Chus. Además, en esta historia salen arañas que hacen ñiñiñi y abejas que comen carne de caza. Es una historia triste como estar en la cárcel sin la Piporra a tu lado, como una contraportada maldita.
Para terminar hay que poner algo así como: si usted todavía no ha llorado - querido Sr. Noche, sabemos que usted sí ha llorado a moco tendido - es usted un caso perdido o no encontrado, o bien es usted una buena persona o una persona buena de ser y de estar.
Yo tenía una chica.
Era una chica muy buena.
(Tres pitos cinco)
Pero jugador de chica, perdedor de mus... y me dejó.
Traté de pegarme un tiro en la sien, pero me salió el tiro por la culata, y me lo pegué en el pie. Entonces, decidí ahogar mis penas en el parchís y el juego de la oca. Y de oca en oca, no me pegué un tiro porque se me lleva la corriente.
Y me ahogué. Yo quería ahogar las penas, pero me ahogué entero bajo el puente. Qué mala pata. La vida es triste cuando te pegas un tiro en el pie.
Sí, ésta es una historia triste, una historia de mocos, de mocos y de llorar, de llorar y de dolor en el pie, ¡que no veas lo que duelen los pies cuando te pegas un tiro en los pies! Mucho más, sin duda, que cuando te pegas un tiro en otra parte del cuerpo. Duelen y notas cómo se pasa el aire por el agujero del pie. Y si te ahogas es peor, porque se te mete el agua por el agujero. Y si te dejó la chica es peor, porque te quedas solo y lleno de agua y solo con tu soledad.
Soledad me hacía mucha compañía, pero cuando se fue, me quedé solo, solo y sin Esperanza.
Esperanza era otra. Era La Otra. Soledad era La Una. Y me quedé más solo que la una. Más solo que Soledad, que se fue con Esperanza. Se casaron y tuvieron una hija. Ahora soy niñero, el niñero de Dolores, la hija de Soledad y de Esperanza. Cuido de ella por las noches mientras juego a las tabas con mis amigos. Al mus ya no jugamos, porque ellos tienen chica y no quieren perderla al mus, que quien apuesta, ajos come, y ellos comen mejor cuando van a cenar de restaurantes caros con sus chicas. Luego me quedo en casa, con Dolores y con dolores, con la hija de Soledad y Esperanza y con el dolor de pie y el de los pulmones, más que nada, por eso de haberme ahogado mientras jugaba a la oca.
Esta historia es de llorar, y si usted no está llorando, es usted un insensible y un desaprensivo.
Esta no es una de esas historias en las que salen tigres y tiburones. Los tigres y los tiburones no saben jugar al mus, y además a Dolores no le gustan, porque prefiere las arañas. Las arañas son como los gatos, porque arañan, pero no hacen miau, sino ñiñiñi. Y yo hago fufufu. Porque no me gustan las arañas, ni me gusta Dolores, ni me gusta esta historia tan triste.
Las arañas más tristes son las que son viudas, las viudas negras que son viudas son más tristes que las arañas más tristes. Tienen ocho patas, como las demás arañas o dos perros, pero además tienen tela de araña como Spiderman. Trepan por las paredes, trepan por los techos, trepan por tu camisón y tu pijama, trepan que te trepan y te atrapan en su red de araña de Spiderman y te muerden y te pican y dejan a tu pareja viuda y a la hija de Soledad huérfana y sin Esperanza, cuando pican a Esperanza. Las viudas negras hacen ñiñiñi y son las arañas más tristes y más malas. Pero más malas son las abejas. Y más mala es la Soledad, y más mala es la Esperanza cuando acaba con Soledad, y yo me quedo más solo que la una y que la otra, y encima tengo que cambiar los pañales a una cría aracnofílica que se hace caca barroca. Marrón, caca marrón, caca marrón y triste, como esta historia.
Esta historia no es una historia alegre, una de esas historias en las que salen cosas rojas que botan y te hacen sonreír, no es una de esas historias en las que no salen arañas, no es una de esas historias en las que sale una profesora de Inglés argentina que es una reina de incógnito, o no tan incógnito, pero sin sangre azul, que la sangre azul da un poco de grima, porque parece que te has ahogado bajo el puente, que tenías agujereado el pie, y que se te ha llenado la sangre de agua, de agua azul. Azul como el pescado azul, que es ese pescado blanco que se ha ahogado en el mar o en el cielo, pero en el cielo sólo cuando éste es un cielo azul, como el mar azul, como los ojos azules de Sofía, mi amante de legal de Cerro y mi amante de affaire de Pakito.
Esta historia de soledad, de esperanzas engañosas y pies agujereados, no puede ser una historia con k. No es una historia sobre Kris, no es una historia sobre las sonrisas, sobre miradas llenas de caricias y cosas buenas, malicias y macarradas, y macarrones con chorizo en menús del día regados con vino tinto con burbujas, con alegría burbujeante de menú del día. Es una historia triste, no es una historia insulsa ni pseudoprogre trasnochada, no es una historia afable, ni es un viaje en coche a ninguna parte (salvo posiblemente a las risas y el buen tiempo), no es una historia sobre Chus. Además, en esta historia salen arañas que hacen ñiñiñi y abejas que comen carne de caza. Es una historia triste como estar en la cárcel sin la Piporra a tu lado, como una contraportada maldita.
Para terminar hay que poner algo así como: si usted todavía no ha llorado - querido Sr. Noche, sabemos que usted sí ha llorado a moco tendido - es usted un caso perdido o no encontrado, o bien es usted una buena persona o una persona buena de ser y de estar.
28 comentarios
pakita la del chago -
moco-man -
dejate de paiasadas hijo de puta...
joder tio!!...
CINDY -
Gringo -
Pakito -
Chinpón -
Mulú y Sr. Noche, sois un lujo.
Madres de Plaza Fonsagrada -
EL MUDO FERNANDEZ -
Fidel -
Bill Gates -
Juan José Noche -
Pakito (poseído por la Mullighan) -
Capitán Lumbri -
Mullighan -
Juan José Noche -
Mister Mullighan y Lady Nait -
Pakitooooooo!! la recaudación es nuestra, ya nos robamos el protagonismo del blog, la gente sólo entra pa ver nuestros comentarios.
Eso sí, los dejaremos cada tanto subir textos.
El Nait y la Mulli, dadivosos sólo por hoy
Juan José Noche -
Juan José Noche -
Mulú -
Pa los viajes hasta el Cruce de Varela son esos?
Sirven pa pegar en el Mullighan pa ahorrar el calafateo ????
Juan José Noche -
Juan José Noche -
Juan José Noche -
Mulú -
Unos mocos pa Ud Mister Nait, pero duritos y en golitas pa jugar a las canicas :)
LA Mullimocoland
Juan José Noche -
La razón de la tristeza esta en nuestra llegada al mundo. Por ejemplo, en mi caso, no me trajo la Cigüeña de París o Londres. El pobre pájaro hubiese tenido que volar mucho. París o Londres están muy lejos de mi tierra. No nací en un repollo. Los repollos son muy arrugaditos, tiene muchas vueltas y están en Alemania, para acompañar a las salchichas, hechos chucrut . El pobre repollo hubiese tenido que rodar mucho para llegar a mi tierra. Tampoco soy de generación espontánea como los microbios en el agua. Eso hubiese sido muy triste y muy obvio.
Yo nací en el corazón de una cebolla. Sí, ya se que es una historia triste, espero no hacerlo llorar cuando me lea.
(Este es otro aporte a al desconcierto general y la confusión individual)
Mulu -
No vale ponerme a hacer mecánica ligera.
Aplausos ñiñiñiñi con mis ocho patas y besos llorosos.
Spidermullighan
k -
Yo me pongo hasta arribita de cordero, ea...o ays!!!
5 días!
Un abrazo enorrrrrrrrrrmmmmeee, chiquillos!!!
Vaya capacidad, enhorabuena por esas letras(porque no me gusta llorar que sino...a manantiales!)
Pablo -
Bueno.. Qué digo bueno, Buenisssmo (como dicen en mi tierra).
Chinpón -